“El silencio hace invisible”
Instituto de la Mujer de Extremadura
Durante
años, las diversas formas de agresiones que sufren las mujeres han sido
minimizadas e incluso negadas por la sociedad, situando el problema de la violencia
en el ámbito privado, condenando por tanto a las mujeres al sometimiento.
El silencio nos
hace cómplices y borra las graves consecuencias de ésta máxima manifestación de
la desigualdad entre mujeres y hombres.
Sólo en
los últimos 10 años han sido asesinadas 611 mujeres a manos de sus parejas o exparejas,
y 48 menores. En el año 2012 han sido asesinadas en España 41 mujeres, una de
ellas en Extremadura, así que siempre es el momento de romper el silencio, PORQUE EL SILENCIO HACE INVISIBLE LA VIOLENCIA.
Por ello, tenemos que alzar nuestras
voces, unir nuestros esfuerzos en un objetivo de transformación social, en
todas y cada una de las esferas en las que nos movemos, tanto personales como
profesionales. Una labor que debe ser cotidiana,
intensa y tenaz.
La supresión de los valores
culturales que han consentido, justificado, minimizado e invisibilizado este
tipo de violencia es tarea prioritaria e implica una reelaboración de nuestro
concepto de amor y pertenencia. Es por
ello que el motor básico del cambio debe ser la prevención a través de la
educación. Así mismo se justifica un
seguimiento cercano en los nuevos modos y formas de relación entre la juventud,
prioritariamente en las redes sociales.
Es fundamental la coordinación
y la implicación de todos los sectores profesionales e institucionales para
conseguir la transformación hacia una sociedad libre de violencia de género,
así cómo, para mejorar la atención de las mujeres que la sufren.
La concienciación,
prevención, coordinación y apoyo, han de ser los pilares fundamentales sobre
los que sustentar ésta lucha.
Somos
parte de esta sociedad: como profesionales, como miembros de un vecindario,
como amigos y amigas, madres y padres, o hijos e hijas de las víctimas, y estamos
obligados moralmente a censurar y denunciar su conducta, a no tolerarla, ni
ampararla bajo ninguna excusa. Podemos y debemos señalar con el dedo a los
agresores.
Entendemos
que con el compromiso valiente y la denuncia activa de una ciudadanía
concienciada, se asume que la igualdad es el único valor sobre el que puede
asentarse todo el progreso social.
Que sirva este manifiesto de
mensaje de esperanza para toda la sociedad.
Hemos avanzado, y mucho. El paso siguiente es consolidar aquello que las
leyes y los movimientos sociales han propiciado: la dignidad de las personas y
el respeto a sus diferencias, A NUESTRAS DIFERENCIAS.
Condenemos hoy y cada día la
violencia de género.
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